Lee Child es uno de los autores de literatura popular más interesantes de la actualidad.
Su estilo es muy peculiar, usando un lenguaje simple y directo, con mucho punto y seguido.
La idea es que todo suene como salido de la cabeza del protagonista, Jack Reacher, quien piensa como un Policia Militar.
A pesar de parecer muy simple y lineal, el estilo de Child está lleno de detalles jugosos y atractivos. La lectura de sus libros es una experiencia adictiva.
Hay pocas (y muy pobres) traducciones al español de sus obras.
Lo que incluyo en este post es mi propia versión en español del primer capítulo del primer libro de la serie. Si alguien puede conseguir los derechos de autor para editarlo en español lo traduciría completo con todo gusto!!! (y aunque no soy fanático de los acentos, si, los pondría todos...)
MATADERO
Lee Child
Me arrestaron en la cafetería de Eno, a las doce del mediodía. Estaba comiendo huevos y bebiendo cafe. Un desayuno tardio, no un almuerzo. Estaba cansado y mojado despues de una larga caminata bajo la lluvia. Todo el camino desde la autopista hasta las afueras del pueblo.
La cafetería era pequeña, pero luminosa y limpia. Completamente nueva, construida en forma de vagon de tren convertido en restaurante. Angosta, con un largo mostrador en un lado y una cocina encajada atras. Mesas y banquetas alineadas en la pared opuesta. Una entrada donde estaría la cabina central.
Yo estaba sentado en una cabina, la ventana a mi derecha, leyendo en el periodico que había dejado otro cliente acerca de la campaña de un presidente por el que yo no vote la vez anterior, y por el que no iba a votar esta vez. Afuera, la lluvia había parado pero el vidrio todavía estaba lleno de gotas brillantes. Vi a los patrulleros entrar al estacionamiento empedrado. Venian a alta velocidad y se detuvieron de golpe, haciendo crujir las piedras. Las luces flasheando y alternándose. Luz roja y azul en las gotas de lluvia de mi ventana. Las puertas se abren de golpe, los policias salen rapidamente. Dos desde cada auto, las armas desenfundadas. Dos revolveres, dos escopetas. Armas pesadas. Un revolver y una escopeta corrieron hacia la parte trasera. Los otros dos atacaron la entrada.
Yo me quedé quieto mirandolos. Sabía quien estaba en la cafetería. Un cocinero en el fondo. Dos camareras. Dos ancianos. Y yo. Esta operacion era para mi. Habia pasado en el pueblo menos de media hora. Los otros cinco probablemente habian pasado todas sus vidas alli. Cualquier problema con cualquiera de ellos y un sargento avergonzado se habria acercado como si nada. Se habria disculpado. Les habria hablado en un murmullo. Les pediría que lo acompañaran a la comisaria. Las armas pesadas y el correrio no eran para ninguno de ellos. Eran para mi. Terminé los huevos en un solo atracón y dejé un billete de cinco dolares bajo el plato. Doble el periodico abandonado y lo encajé en el bolsillo de mi saco. Mantuve mis manos sobre la mesa y terminé mi cafe de un largo sorbo.
El tipo con el revolver se quedó en la puerta. Una pierna arrodillada y apuntando su arma a dos manos. A mi cabeza. El tipo con la escopeta se acercó. Estos eran muchachos delgados y en buen estado físico. Limpios y prolijos. Movimientos de manual. El revolver en la entrada podia cubrir el espacio con confianza. La escopeta, de cerca, podia pulverizarme contra la ventana. Al revés seria una equivocacion. El revolver puede errar en una lucha cuerpo a cuerpo y un escopetazo desde la entrada mataría al policia haciendo el arresto y al anciano en la cabina del fondo, ademas de a matarme a mi. Hasta ahora estaban haciendo todo bien. Sin lugar a dudas. Tenían toda la ventaja. También sin lugar a dudas. La cabina me tenia atrapado. Estaba demasiado ajustado para poder hacer algo. Abrí mis manos y las apoyé en la mesa. El oficial con la escopeta se acerco aun más.
"Quieto! Policia!" grito.
Gritando tan fuerte como le fuera posible. Descargando su tensión y tratando de asustarme. Movida de manual. La suficiente cantidad de sonido y furia para ablandar el blanco. Levanté mis manos. El tipo con el revolver empezo a moverse desde la entrada. El tipo de la escopeta se acercó más. Demasiado cerca. El primer error que cometieron. De hablerlo necesitado, podria haberme lanzado sobre el caño de la escopeta forzándolo hacia arriba. Un posible escopetazo en el techo, un codazo en la cara del policia y me podria haber apoderado del arma. El tipo con el revolver habia cerrado su angulo y no podia arriesgar herir a su compañero. Esto podria haber terminado mal para ellos. Pero simplemente me quede sentado alli, con las manos en el aire. El tipo con la escopeta todavia estaba gritando y saltando.
"Aqui afuera, al piso!" grito.
Me deslicé suavemente, salí de la cabina, y le extendí mis muñecas al oficial con el revolver. No me iba a entregar en el piso. No a estos campesinos. No lo haría ni si hubieran traido a toda la fuerza policial del pueblo con ametralladoras pesadas.
El tipo con el revolver era un sargento. Estaba bastante calmado. La escopeta me cubrió mientras el sargento enfundo su revolver, cogió las muñequeras de su cinturón y las cerró en mis muñecas. El equipo de apoyo entro por la cocina. Recorrieron toda la cafetería, paralelos al mostrador. Se posicionaron detras mio. Me palparon. Cuidadosamente. Vi al sargento registrando los movimientos de sus cabezas. Desarmado.
El par de apoyo tomo cada uno uno de mis codos. La escopeta todavia me cubria. El sargento se paró al frente. Un hombre blanco compacto y atlético. Delgado y bronceado. De mi edad. En su uniforme, la placa de acetato con su nombre decia: Baker. Levantó su mirada y me habló.
"Esta bajo arresto por asesinato" dijo. "Tiene el derecho de permanecer callado. Todo lo que diga podrá ser usado en su contra. Tiene el derecho a ser representado por un abodado. Si no puede pagar un abogado, el estado de Georgia le asignara uno gratis. Entiende estos derechos?"
Excelente recitado de Miranda. Habló claramente. No lo leyó de una tarjeta. Habló como si supiera lo que significa y por qué era importante. Para él y para mí. Yo no respondí.
"Entiende sus derechos?" dijo otra vez.
Otra vez, no respondí. Mi larga experiencia me enseñó que el silencio total es lo mejor. Dices algo y tal vez escuchan otra cosa. Malentendido. Mal interpretado. Eso te puede hacer perder un juicio. Puede hacer que te maten. El silencio enoja al oficial haciendo el arresto. Te tiene que decir que el silencio es tu derecho, pero odia que ejerzas ese derecho. Yo estaba siendo arrestado por asesinato. Pero no dije nada.
"Entiende sus derechos?" el tipo llamado Baker me pregunto otra vez. "Entiende lo que le dije?"
El estaba calmado. Yo no dije nada. El siguio calmado. Con la calma de un hombre cuyo momento de peligro ya habia pasado. Solo tenia que llevarme hasta la comisaria y alli yo me convertiria en el problema de otro. Miró a sus tres compañeros.
"OK, tomen nota de que no dijo nada" gruñió. "Vamonos".
Me llevaron agarrado hacia la entrada. En la entrada formamos una linea. Primero Baker. Despues el tipo con la escopeta, caminando de espaldas, todavia apuntando hacia mi. La placa de su uniforme decia: Stevenson. Tambien un hombre blanco promedio en buen estado fisico. Su arma se veia como un caño de desague negro. Apuntado a mis tripas. Detras mio estaba el grupo de apoyo. Me sacaron por la entrada empujandome con una mano abierta en mi espalda.
Afuera en el empedrado ya habia subido el calor. Seguro llovio toda la noche y casi toda la mañana. Ahora el sol brillaba con gran intensidad y del suelo subia un vapor caliente. Normalmente este seria un lugar caluroso y polvoriento. Hoy estaba evaporandose con el maravilloso aroma a pavimento mojado bajo el fuerte sol del mediodia. Me mantuve quieto, aliñé mi cara con el sol e inhale profundamente mientras los oficiales se reagrupaban. Uno en cada uno de mis codos para el corto camino hacia los autos. Stevenson todavia con la escopeta lista y preparada. Al llegar al primer patrullero, se distanció un poco mientras Baker abria la puerta trasera. Una mano empujo mi cabeza hacia abajo. Fui metido en el auto con un preciso caderazo del oficial a mi izquierda. Buenos movimientos. En un pueblo como este en el medio de la nada, seguramente ésto era el resultado de mucho entrenamiento mas que de mucha práctica.
Estaba solo en la parte trasera del auto. Un vidrio grueso dividía el espacio de adelante y atras. Las puertas delanteras seguian abiertas. Baker y Stevenson entraron. Baker condujo. Stevenson estaba todo doblado en su asiento para mantenerme bajo observacion. Nadie habló. El patrullero de apoyo nos siguio. Los autos eran nuevos. Silenciosos y de suave andar. Limpios y frescos por dentro. Sin marcas viejas de gente desesperada y patetica siendo llevada a donde yo esbaba siendo llevado.
Miré por la ventana. Georgia. Vi tierras ricas. Suelo pesado y humedo. Largas hileras de arbustos bajos en los campos. Maní, tal vez. Simples plantaciones de alimentos, pero valiosas para el sembrador. O para el dueño. Son los campesinos duenos de sus propias tierras aqui? O corporaciones gigantes? Yo no sabia la respuesta.
El viaje al pueblo fue corto. El auto siseaba sobre el pavimento liso y todavía mojado. Despues de menos de un kilometro vi dos edificios prolijos, los dos nuevos, ambos con cesped bien mantenido. La estacion de policia y el cuartel de bomberos. Los dos ubicados juntos y solos detras de un amplio espacio verde con una estatua al frente, en el limite norte del pueblo. Atractiva arquitectura de condado con un presupesto generoso. Las calles de pavimento liso y negro, las veredas de piedra roja. Tres cuadras hacia el sur podia ver una enceguecedora y tipica iglesia blanca en el medio de un grupo de viviendas. Podia ver mastiles, buenos detalles de terminacion, pintura fresca y lindos jardines. Todo refrescado por la lluvia. Un pogo desfiguradas por la evaporacion e intensas en el calor. Una comunidad próspera. Construida, supuse, en base a prósperas cosechas y altos impuestos pagados por la gente que vivia alli pero trabaja en Atlanta.
Stevenson todavia me mantenia bajo vigilancia mientras el auto redujo la velocidad al acercarse a la entrada de la comisaria. Un amplio semicirculo pavimentado. Lei en una piedra tallada: Cuartel de Policia de Margrave. Pense, debería estar preocupado? Estaba bajo arresto. En un pueblo en el que nunca habia estado antes. Aparentemente por asesinato. Pero sabia dos cosas. Primero, no podian probar que algo habia pasado, si no habia pasado. Y segundo, yo no había matado a nadie.
No en este pueblo, y no por un largo tiempo.
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bueno, agregué muchos de los acentos que faltaban (un plomazo, la verdad... por qué tenemos tantos acentos en el español? sobre todo cuando hay tantos que son redundantes...)
ResponderBorrary corregí un par de detalles.
releyendo esta apertura de novela vuelvo a sorprenderme de lo bueno que es Lee Child.
el gancho es irresistible y representativo del estilo de este gran maestro.
excelente traduccion viejo, te felicito,la novela y el estilo de Child son adictivos, es sumamente dificil soltar el libro,gracias por postear este capitulo
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